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Del wow hay muchas cosas que me gustan y también muchas otras que no, supongo que como a todo el mundo. Pero a mi además hay cosas que me dan miedo.
Veréis, yo soy un tipo al que le gusta la estabilidad, el estar tranquilo, saber siempre qué puede esperar, y con que cosas se va a encontrar. No siempre es posible, pero en lo que me concierne a mi, siempre trato de solucionar esos problemas que no puedo preveer tratando que no afecten a los demás.
Por desgracia no todo el mundo tiene la misma visión de conjunto, y son muchos los que sólo piensan en aquello que les conviene a ellos, sin pararse a mirar que sus decisiones pueden afectar a los demás. Una de esas decisiones es la del cambio de clase.
Muchos no lo entienden, pero de lo que haga cada uno de nosotros depende en gran medida que los demás puedan avanzar. Por eso cuando alguien decide hacer un cambio sin avisar al resto, puede generar un problema.
¿Os imagináis que de buenas a primera uno de vuestros healers decide hacer reroll a cazador?, por muy buen cazador que sea seguirá haciendo falta un healer, y eso se notaría. Pues algo parecido es lo que pasa cada vez que Blizzard decide incluir una nueva clase al juego, y cuando lleguen Legion y los cazadores de demonios habrá que luchar contra esto.
Por supuesto que la mayoría querrá probar los cazadores de demonios y gnomos cazadores, eso es normal, pero entre todos ellos habrá algunos que se queden probando y decidan de la noche a la mañana cambiar su main, su función en raid, y por consiguiente la estabilidad del grupo.
Eso es lo que me da miedo, que con el hype de los cazadores de demonios se produzca un desbalanceo de clases igual que el que se produjo cuando aparecieron los dk. Que tengamos a los cazadores de demonios hasta en la sopa, y que todo el mundo se empeñe en hacerse uno y jugar con el.
Muchos querrán olvidarse de sus personajes habituales, llevar a los cazadores a raid, equiparlos, etc. Supongo que con el paso de los meses se convertirán igual que los dk en una clase más, como cualquier otra, pero al principio estoy seguro de que se convertirán en una plaga que habrá que controlar para que no termine siendo dañina.
Seguramente yo vea el vaso más vacío que lleno y sea pesimista al respecto, por eso quiero saber que opináis del asunto, así que os haré la pregunta de esta semana:
¿Son las nuevas clases beneficiosas para una hermandad?
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