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El taller del gnomo

El taller del gnomo

Todo sobre las hermandades en World of Warcraft


Tu hermandad nunca llegará a nada

Publicado por Potopo Roscatuerca activado 29 Diciembre 2016, 18:50pm

Etiquetas: #Hace un mes en Mulgore, #hermandades, #nobleza, #hermandad, #potopo, #wow

Recordad que este artículo fue publicado originalmente en Pastando en Mulgore. Si queréis leer el original con los comentarios de los lectores pinchad en el enlace que encontraréis al final

Esta entrada que estáis a punto de leer no tiene mucho que ver con lo que publico aquí generalmente, de hecho es algo que pensaba publicar en mi blog, pero que finalmente me ha parecido buena idea poner en PEM ¿Por qué decidí publicar aquí algo que podría considerarse personal? Pues principalmente porque es algo que quiero que conozcáis y os sirva de inspiración. Pero sobre todo, porque pienso que mi hermandad se ha ganado el que se sepa su historia.

Ahora mismo soy una figura reconocible dentro de la comunidad de jugadores, quien más y quien menos se ha leído en algún momento alguna de las muchas cosas que he escrito, y algunos me consideran como un experto en lo que a hermandades se refiere. Pero os aseguro que no siempre fue así. No siempre fuí alguien a quien acudían quienes tenían problemas en su hermandad, ni tampoco el que escríbía las potopreguntas para hacer discutir a la gente, no, hubo una época en la que yo sólo era Potopo, un gnomo novato que acababa de empezar en WoW.

En aquella época a pesar de no conocer el juego, tenía a mis espaldas bastante experiencia en juegos online, había dirigido clanes en otros juegos, y tenía más o menos claro lo que quería conseguir en este. Puede que no conociese casi nada del WoW, pero sí que conocía la forma de ser de los jugadores, esa manera de relacionarse con los demás que hace que no sea estrictamente necesario conocer a la persona, porque a la larga todos terminan siguiendo los mismos patrones de comportamiento. Mi objetivo desde el principio fue claro, quería formar una hermandad donde lo importante no fuesen los objetivos, donde lo que importase de verdad fueran los jugadores y no el equipo que llevasen, o los jefes que hubiesen derrotado.

Siguiendo ese pensamiento me embarqué en la aventura de crear una hermandad, recluté, conseguí que se uniesen a mi muchos que hoy en día ya ni siquiera juegan y algunos pocos que después de muchos años siguen estando conmigo, a todos les dije que lo único importante para estar en la hermandad era divertirse, llevarse bien con los demás y tratar al resto con respeto. A ninguno de ellos le pregunté por su experiencia anterior, tampoco qué nivel de objeto tenían, ni cuál era su avance, sólo intenté asegurarme de que eran personas que querían pasarlo bien, y que no entraban al WoW para competir, sino tan sólo para jugar. Por desgracia eso no sentó bien a todo el mundo.

Entre mis compañeros había algunos que tenían amigos fuera de la hermandad, así que era bastante normal que en aquella época cuando éramos pocos, jugase casi siempre con nosotros alguien de fuera, el problema era que esos amigos de mis compañeros eran todo lo contrario a lo que yo buscaba para la hermandad. Ellos eran pros, pero no en el buen sentido de la palabra, eran pros de los que dan vergüenza ajena, de los que sólo intentan humillar al resto, de los que se creen con derecho a decirle a los demás como jugar y qué hacer. Nunca me cayeron bien esos jugadores, pero los toleraba porque seguían siendo amigos de mis compañeros.

Recuerdo que en aquella época discutí con ellos muchas veces, todo porque yo me negaba a hacer las cosas que ellos decían que había que hacer. No les gustaba que yo dejase entrar en la hermandad a gente que no sabía manejar el personaje, se molestaban porque no intentaba poner las raids por encima de la hermandad, y me decían todo lo que se les pasaba por la cabeza cuando yo les respondía que mi hermandad no era de esas. Tanto fue así que una noche tuve una discusión de la que por suerte fueron testigos además de una amiga del pro de turno, varios de mis propios compañeros de hermandad.

Aquella noche el otro jugador, el pro, comenzó a recriminarme porque no dejaba avanzar a mis compañeros, diciéndome que si no conseguían más equipo o tirar más jefes de raid era únicamente por culpa mia, que yo no tenía ni idea de como dirigir una hermandad, y que mi hermandad nunca llegaría a nada y terminaría por hundirse en la miseria hasta desaparecer… De eso debe hacer por lo menos 8 o 9 años. En este tiempo ese jugador que si lee esto estoy seguro sabrá que me refiero a él, ha pasado por más hermandades de las que seguro puede recordar, ha tenido que hacer amigos nuevos en cada una de ellas mientras se olvidaba de los que pensaba que tenía en la que había estado antes, y ha intentado avanzar aprovechando siempre las hermandades que ya tenían lo que a él le interesaba, antes de entrar en ellas.

Yo por mi parte, he mantenido la misma hermandad que él decía no iba a llegar a ningún lado, he conseguido conservar conmigo a varios de los jugadores que estaban conmigo hace tantos años, y he demostrado que no sólo sé como dirigir mi propia hermandad, sino que he conseguido que vengan otros muchos jugadores a preguntarme como arreglar los problemas que tienen con las suyas. Supongo que de eso se trata la vida, de darle la vuelta a la situación hasta que queda de cara a ti y puedes sacarle provecho.

Por supuesto el mérito no es sólo mio, una hermandad se compone de mucha gente, unos que están durante un tiempo y otros que se quedan para siempre, pero que aportan cada uno su propio grano de arena. Puede que al principio sí fuese casi todo trabajo mio, el de estar ahí todos los días vigilando que las cosas marchasen bien, pero con el tiempo conseguí que la propia hermandad trabajase por sí misma, la prueba final la he tenido en esta expansión, que apenas he podido jugar por cambios en el trabajo que me han quitado todo el tiempo que antes dedicaba al wow. Ahora a pesar de que yo casi no tengo tiempo para jugar mi hermandad sigue adelante, manteniendo la actividad, con un montón de gente que juega junta a diario, avanzando en raid hasta límites que otras muchas hermandades que se consideraban a si mismas superiores no han podido alcanzar, y manteniéndose únidos, todos bajo los colores del mismo tabardo.

Conmigo o sin mi la hermandad permanecerá viva durante muchos años más: Ahora tiene 9 años de antiguedad, 9 años initerrumpidos en los que siempre ha habido alguien jugando en ella, mis compañeros han conseguido seguir avanzando en raid hasta conseguir los logros de aventajado por acabar el modo heroico, y desde hace bastante tiempo permanecemos entre las 3 primeras hermandades del reino en puntos de logro.

Para otras hermandades más pro puede que todo esto no signifique mucho, pero para nosotros sí lo es, porque hace mucho tiempo alguien nos dijo que nunca llegaríamos a nada.

Para acceder al artículo original en el Fansite Oficial de Pastando en Mulgore tan sólo tenéis que pinchar aquí.

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