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Warcraft el Origen, la película del juego, ha marcado un antes y un después en la historia de World of Warcraft.
Primero porque ha conseguido que la imagen de Azeroth viaje más allá de la pantalla del ordenador, haciendo que puedan acceder a esa primera toma de contacto muchas personas que no habían oido hablar siquiera de los juegos, y segundo porque gracias a la campaña de promoción del juego que ha hecho Blizzard con las entradas de la película, ahora han llegado al wow muchísimos jugadores nuevos, que antes ni siquiera se hubiesen planteado hacerse una cuenta de prueba.
Seguramente sea porque les han dado el juego y un mes gratis, y posiblemente la mayoría no juegue más allá de los 30 días, pero aún así, esos que todavía están por ahí, ya han cambiado algunas cosas con su sola presencia.
Son sabia fresca, gente que no había probado nunca el juego y que ahora tiene la oportunidad de hacerlo. Son de los que se acercan a un múrloc en el bosque de Elwynn porque no saben lo que es y luego tienen que volver a recoger su cadaver, de los que se quedan mirando a los jugadores de nivel 100 para preguntarles cómo pueden conseguir ellos también una montura.
Son los mismos que están empezando a repoblar las zonas de inicio, los que se asombran con todo lo que encuentran, y que a veces consiguen también contagiarnos a los veteranos esa forma de ver el juego, que nosotros ya habíamos olvidado.
El tiempo nos dirá si la película fue un éxito o un fracaso, pero de momento ha servido para devolver la vida al juego y traer a los reinos algo de sangre nueva, que también nos hacía falta.
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